10.000 noches en ninguna parte (2013) Película

Por lo general, los cineastas españoles tratan de unirse a la actual moda cinematográfica mediante temas más o menos populares, con la vista puesta en el público adolescente, empleando a su vez una escenografía televisiva, con imágenes evanescentes y discutibles resultados. Sin embargo, muchos ignoran que la moda es, precisamente, lo que más rápido pasa de moda. Por el contrario, “10.000 noches en ninguna parte” es una insólita película española, centrada en los problemas de un joven obligado a vivir con una familia sin cariño que, al fin, tras un periplo emocional a través de París y Berlín, encuentra la verdadera felicidad. Lo que verdaderamente plantea esta película es una cuestión de afinidades afectivas. Cuestiones sobre la familia con la que nos encontramos al nacer y la otra, la que los personajes descubren a lo largo y ancho de su diario discurrir, es aquí el meollo de la cuestión. Porque toda la historia se desarrolla en la mente del huidizo protagonista, interpretado por un excelente Andrés Gertrúdix, secundado por toda una serie de personajes que van apareciendo sin orden cronológico. Lo cual puede provocar cierta confusión en el espectador, sin que ello signifique falta de rigor a la hora de completar el ‘puzzle’ emocional. Injustamente olvidado en los Premios Goya, “10.000 noches en ninguna parte” es, sin embargo, una de las propuestas más arriesgadas del cine español reciente, firmada por Ramón Salazar, autor que fue de “Piedras” (2002), sin apenas medios, pero con mucho talento. La vertiente experimental también está presente en este inusual viaje sensorial, que obliga al espectador a mantenerse despierto, atento siempre a los dimes y diretes de sus elusivos protagonistas, encarnados por un bien conjuntado reparto. Un filme, en suma, convertido desde ya en un relámpago sobre el agua tranquila de nuestras conciencias, de nuestra amnesia.