Agosto (2013) Película

Digámoslo claro, “Agosto” tiene las hechuras de una comedia encubierta por el trazo de una puesta en escena teatralizada que satiriza las pegajosas y verborreicas adaptaciones que sufrieron las obras de Tennessee Williams (“La gata sobre el tejado de zinc”) y William Faulkner (“El largo y cálido verano”) en los años 50. Basta reimaginarla con un par de cortes en el metraje para escuchar el trajinar de risas enlatadas que reforzarían el efecto cómico de los diálogos en los que participan Meryl Streep y la contenida -y sobriamente sobreactuada- Julia Roberts. Autor y actores de prestigio, extremos dramáticos, un desfile de gente seria… pero resulta complejo no tomarse a broma un aburreovejas con el que productores y reparto ameritan para pisar con fuerza en la temporada de premios. Hemos visto demasiadas veces esta misma película como para permanecer despiertos y alerta mientras el guionista Tracy Letts (autor de “Killer Joe”, William Friedkin, 2011) despliega las redes de amor, odio, agrias verdades, infidelidad y cinismo que unen y enfrentan a los miembros de una familia reunida de urgencia tras la misteriosa desaparición de su patriarca. En ausencia de Sam Sheppard (su premonitoria cita de T.S. Eliot es lo más acertado de la película), Meryl Streep toma las riendas del número cómico para exhibir su maestría en la composición de un personaje que parece poseído por su reciente nómina de demonios chanantes (Donna, Julia Child, Margaret Thatcher). Alrededor baila una actriz que en su madurez quiere recuperar el prestigio que le otorgó su participación en “Magnolias de acero”, mientras el resto bordea el ridículo con interpretaciones que van desde la nulidad (Ewan McGregor) a la pantomima (Juliette Lewis) pasando por la frase testimonial (Benedict Cumberbatch). Dos horas eternas de cine-teatro que no rivalizan con los mejores dramas representados durante la temporada de cenas navideñas